domingo, octubre 22, 2006

La ley natural

No me gustan las polillas. Son feas, cunado las tocas se desmoronan en un polvito extraño como si se hubiese mantenido unido por una fuerza mágica por un momento , pero después se pierde la magia y se deshacen. Revolotean como idiotas y se pegan en las ventanas. A mi perra le gusta atraparlas en su pata y mirar como se desesperan por la asfixia hasta que estima que ha llegado la hora de matarlas. Es cruel, pero así es ella.
Cuando era pequeña (aún más de lo que soy ahora) estaba en el jardín con mi hermana y había una polilla atrapada en una tela de araña. Siempre nos ha gustado la naturaleza, así que quedamos estupefactas mirando un Dcovery Channel en vivo. Cada pata que movía la araña significaba una veitena de convulsiones que la polilla tenía para intentar despegarse dela trampa. "¿Y si la salvamos?", le pregunté inocentemente a mi hermana. "No, porque si ayudamos a la polilla estaríamos haciéndole un mal a la araña". Nos entramas a la casa para no ver el asesinato, en ese tiempo no era tan morbosa, espero aún no serlo.
Hoy me estaba vistiendo cuando me di cuenta que encima de unos de mis muebles había una mosca decapitada. Sí, decapitada. Ayer hice el aseo de mi pieza y me demoré como cuatro horas (sin exgerar) limpiando y corriendo todo, así que la mugre no era la razón de que una mosca tuviera la cabeza como dos centímetro más allá de donde se encontraba su cuerpo. Me vestí, fui al baño a buscar papel higiénico (o confort si ud. es de esos que no quiere quitarse las malas costumbres de encima), volví a mi pieza, tomé a la mosca (o a los pedacitos de ella) y la boté al basurero. Lo tiré como comentario después de almuerzo y padre me dijo que probablemente una araña que vive cerca (no mato a los bichos, especialmente a las arañas, por lo que no me extrañaría si un día encuentro a una familia entera de arácnidos durmiendo al lado mío, en mi cama) hubiera casado a la mosca y después de tenerla cortadita se le halla caído. No me dio pena ni asco. Es la ley natural. Un hecho. No se puede combatir a los hechos.
Sigo con pedacito de la sabiduría que tenía cuando niña (era una pendeja bien inteligente, pero con el tiempo me he ido idiotizando hasta llegar a esto) y puedo aceptar algunas realidades irrefutables. Pero algo me falta. La inocencia quizás. La ingenuidad. La fe. NO, la fe no, aún creo en algunas cosas, el problema es que no creo en la gente, pero ese es un cuento aparte.
No sé si será parte de la ley natural, pero no soy la misma niña de cinco años a quien le gustaba molestar a su hermana para que le pegara. O la chica que no decía groserías porque eran malas. O la chica coqueta y narcisa que le encantaba mirarse al espejo. He cambiado. Ya no me gusta Britney Spears.
Hasta el momento las cosas han sido para bien.... supongo.

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