miércoles, marzo 04, 2009

Hace rato me di cuenta de que reviso muchas veces al día mi mail digno (camilagomezm) para ver si me ha llegado alguna propuesta de trabajo. Propuesta de trabajo que problamente rechace porque ya voy a entrar a la universidad y si trabajo sería ahí mismo o con mi hermana cuidando a sus perritas. Pero nada.
Nada parecido siquiera a podríamos tal vez quizás en algún universo paralelo a este necesitar tus servicios. Nada. Y se supone que la cuestión era con pituto y que si yo metía mis datos en esa fuckin página muy probablemente me llamarían para trabajar de promotonta en alguna parte.
Al parecer el hecho de que mida 1.60 y que pese 54 kilos (lo que es mentira, porque la última vez que me pesé eran 57) y que tenga ojos cafés y que no haya ingresado mis medidas de busto, cintura y cadera porque me da vergûenza (no sé como callampa se coloca la diéresis en este notebook) es muy poco relevante para las personas que buscan y contratan gente. (Ojo con esa rara combinación de "muy poco").
Igual es un poco triste que no te consideren para esas tonteras. Aunque es más patético. Y es eso lo que me da pena. Ser tan patética. Y seguir revisando el mail. Y sin hacer cosas que quiero hacer porque no se qué.Y escribir tonteras. Y vivir tonteras. Y decir tonteras. Y sentir tonteras.
Yo no era así.
Antes era fuerte y obstinada.
Ahora soy fuerte pencamente y obstinada al peo.
Antes era más delgada.
Antes leía más.
Y veía mas películas.
Ahora me arrepiento de no arrepentirme por no hacer las cosas que debería hacer.
Como usar la weaita de mouse que viene con el notebook en vez del que acabo de conectar al puerto USB.
Hoy no es mi día.
Últimamente no he tenido muchos días.
Pero en fin.
Shit appens.

lunes, febrero 16, 2009

Sin título

Esto lo escribí el 24 de Noviembre del 2008 en un cuaderno con portada de letra oriental que no sé qué significa.


Lo que este mundo necesita es que todos los parlamentos exploten con Beethoven de fondo.
Lo que este mundo necesita es olvidar;
olvidar discriminaciones, tareas innecesarias, obligaciones absurdas, dogmas impuestos.
Olvidarse hasta de sí mismo.
Así ver la verdad. Clara. Siempre. Eterna. No es complicada. Luminosa. No es abstracta. Única. No es subjetiva. Real.
Es.
Indiscutible, improvisada, pero jamás azarosa. No muerde ni ladra. A veces molesta, si no sabes recibirla.
Es Historia. Filosofía y matemática.
Es biología. Es música.
Por eso lo que el mundo necesita es que todos los parlamentos caigan con Beethoven de fondo.
Tchaikovsky también es aceptable.


Es raro. Parecía tener tanto sentido en ese momento...

jueves, febrero 12, 2009

LUNA

Ayer por la noche falleció Luna.
Vivió bien, creo yo.
Fue una gata poco convencional; no salía del departamento, era increíblemente arisca y cuando estaba en celo se comportaba de manera muy extraña con los hombres (sí, con los hombres, no sé si con los gatos, pero puedo asegurar que coqueteó a más de algún ex-compañero). Con la mamá de Nadine era aún más rara, absurdamente amorosa como si jamás hubiese tratado de matarme lenta y dolorosamente, y cuando la señora se daba vuelta, me miraba con su cara de "la próxima vez no fallaré".
Peluda y gorda se calmó un poquito cuando la esterilizaron, aunque debo admitir que igual no tenía el coraje como para acercarme a ella sin sentirme increíblemente amenazada.
Es que era muy regalona. Con una personalidad demasiado humana para una gata.
Igual le tenía cariño, pero más cariño le tengo a la que fue su dueña, Nadine, que la cuidó como una hermana, a veces mayor, otras veces menor.
Ella sufre y yo sufro por ella.
Es que es triste perder a una mascota, especialmente si nunca lo trataste como mascota y le hablabas y te reías con las cosas que hacía y te enojabas cuando no reaccionaba como esperabas así como lo esperas de un amigo. Te da pena, porque no estuviste ahí en tantos momentos que en realidad nunca pensaste que podría necesitarte pero ahora que le echas una segunda mirada quizás sí te quería a su lado y tú puro haciendo tonteras lejos de ella.
Dicen que los gatos no son fieles, porque si no les gusta donde están se van a buscar un mejor hogar. No creo que eso tenga que ver específicamente con la lealtad (quizás un poquito pero mezclado con empatía), sino más bien con la exigencia, escrúpulos y exquisitez de ese ser peludo con cola y ojitos como bolitas rellenas de agua pintados por dentro al final, en la orilla que da hacia la cabeza. Creo que si Luna hubiese querido, se hubiera ido, porque supongo que oportunidades tuvo muchas, viviendo en el segundo piso de un departamento en el que las ventanas, como en la mayoría de los hogares, se abrían.
No se fue porque le gustaba estar ahí.
Que le hicieran cariño cuando llegaran del colegio o del trabajo, que le hablaran cosas en un extraño idioma que sonaba gracioso, que lloraran junto a ella después de una discusión abrazándola como si fuera el único ser confiable de la Tierra, que la alimentaran más de lo debido, que la dejaran dormir arriba de la cama, que la respetaran y la quisieran.
Que a veces le llevaran unas gatas que no saben hacer más que joder todo el día, pero que igual las quiere como si fueran sus sobrinas.

Vivió bien la Luna.
Todo fue repentino y doloroso, pero los temas de la muerte suelen ser dolorosos, y extrañamente son más dolorosos para el que no se muere.
La quieren harto todavía.

Para ti Luna.