sábado, septiembre 02, 2006

100 lucas

Quría escribir sobre los tipos que en la micro hablaban de los asaltos que habían hecho mientras se fumaban un pucho, de lo mal que me siento cuando me quedo dormida en el colegio y cuando cambio (una vez) las respuestas de la hoja para que me suban la nota o del expectáculo de Momix que fui a ver ayer y con el que me di cuenta de que realmente nada es imposible. Pero no. No es eso lo que me llama a teclear como un energúmeno y con un hoyo en el pecho que no echaba de menos desde la última vez que lo sentí. Quería escribir que estaba contenta y con ánimo o de cualquier otra estupidez. Pero no.
La entrada de Momix me costó 18 lucas que mis padres no podrían haber pagado. Por eso mi hermana me propuso que la pagara yo, con un pedazo de las 100 lucas (de las que me quedan 90) que me gané en un premio del que no me siento muy orgullosa, pero que no dejan de ser 100 lucas por eso. Apenas las recibí se las pasé a mi padre y no las saboreé mucho. Mi madre me prometió que me las devolvería. Yo le creí. Hoy le pregunté si le habían pagado el sueldo mensual y al oír su afirmación le conté que tenía que devolverle la plata a la Milly, mi hermana mayor, que auspició esas casi dos horas de felicidad continua en el teatro Teletón con la condición de ver el dinero de mi entrada en sus manos. Mi mamá se enojó y mientras cortaba la lechuga con rabia me decía que "no podía andar programando mi vida con plata que no era mía, porque toda la plata de la familia estaba contabilizada para algo" y fue ahí cuando yo le dije que en realidad no era su plata la que se iría en esa transacción de dinero, sino la que supuestamente me había ganado. Sus ojos comenzaron a brillarle como si tuvieran ganas de botar unas lagrimillas y con la voz entrecortada me comenzó a decir que "cuando yo necesitara esa plata ella pediría un préstamo para devolvérmela". Le contesté que no era necesario, que yo podía hablar con la Milly pero no me pezcó. "Voy a hablar con tu papá para ver cómo te devolvemos la plata" me respondió como si no hubiese escuchado lo último que le dije y siguió cortando la lechiga con menos energía que antes.
Me fui de la cocina ya que sabía que si me quedaba ahí me pondría a pelear con ella porque para variar se estaba haciendo la víctima como método de escape, y porque le había resultado. No puedo evitar sentirme mal por haber sido tan "insensible" al momento de decidir ver una obra de danza espectacular y por no haber considerado que mi madre tiene más cuentas sin pagar que pelos en la cabeza. No puedo quedarme tranquila sabiendo que le cagué la vida a mi familia por este mes. FUCK!