viernes, febrero 02, 2007

Una historia anónima

La mujer que se sube al colectivo es delgada y relativamente joven, estaba parada en una esquina y sus movimientos son rápidos; no la culpo, es en la poblción San Gregorio.
"Una hora llevo esperando, UNA HORA!", dice enojada. Ningún pasajero le toma mucha atención.
"No me gusta estar aquí esperando, es muy peligroso"- el resto comenzó a asentir con la cabeza.
"¿Qué hora es? Necesito tomar un bus a Viña. ¿Alcanzo a llegar? Es a las diez y media"
"Un cuarto pa' las diez señora, demás que llega", dice el colectivero.
"Ahora tengo que partir para allá, ya no puedo vivir en mi casa desde que mi marido murió".
Los pasajeros del colectivo comienzan a mirarla con pena.
"Mis hijos viven allá, los dos casados. Tengo tres hijos hombres. El menor vive conmigo. Tiene ocho años. Es que me casé joven", dice frente a la mirada extrañada del resto de los pasajeros, "A los catorce años, mi marido fue mi único hombre. Nos llevábamos tan bien. Veintochos años de casados. Tuvimos dos hijos y años después tuvimos al tercero. Se crió como si fuera hijo único, porque sus dos hermanos ya vivían sus propias vidas. La pasábamos tan bien.... Nosotros no vivíamos por acá, mi hermano es el que vive en San Gregorio. Hace dos años vinimos al cumpleaños de mi sobrino. Estábamos en el jardín cuando empezó una balacera entre bandas. Nos quedamos ahí como tontos. Segundos. Cayó mi marido. Me agaché y ya estaba muerto. Ese día también murió un niño que estaba en la calle y fue alcanzado por las balas. Tenía como nueve años, no me acuerdo bien... Siento que ya no puedo vivir sin él... Si nos fuimos en micro y yo me lo tuve que traer en un cajón. Nos llevábamos tan bien... ¿Pueden creer que ninguno de los tipos que estaban disparando están presos? Todos libres los desgracia'os. Y una sin marido... Me puse a fumar. Yo antes no fumaba nada. Ahora no puedo vivir sin un cigarro. Mi siquiatra me dice que es por ansiedad. Les mostraría a mi marido, antes siempre andaba con una foto de él en la billetera, pero mi siquiatra me dijo que me hacía mal porque me pasaba todo el día mirándola.
Si ya no puedo vivir en mi casa sin él por eso me voy a donde mis hijos"
A estas alturas todos los pasajeros están conmovidos, intentan darle fuerzas a la mujer viuda que se encontraba desesperada, hablando con desconocidos para desahogar su pena. La podían saborear estando tan cerca, era amarga y áspera al pasar por la garganta.
"De tanto fumar como que enfermé, por eso les hablo tanto, porque si no, creo que voy a vomitar..."
"No se preocupe"- le dice el colectivero. El resto asiente.
No tenía que preocuparse. Ya todos estaban cautivados por su historia. Era verdad. Era triste. Era injusta. La miraron y antes de bajarse le aconsejaron que tomara el metro hasta Los Héroes, y luego se fuera a Usach. Le desearon un buen viaje. Lo sentían de verdad. En sus mentes esperaron que fuera feliz. Que le fuera bien con sus hijos. Que olvidara sus penas y que viviera de nuevo.

No hay comentarios.: