sábado, septiembre 23, 2006

Nada que ver

Hoy me leyeron las runas. Resulata que soy lo más complicada y poco concreta que hay en este mundo. Además soy harto tonta y no entendí mucho.
Hasta aquí llegue antes de que me interrumpiera el chillido de un perro. No en la lectura de runas, todo salió tal como lo expliqué al principio, complicado (estás viviendo algo irreal, divides tu vida en dos mundos y cuando intentas pasar al de verdad todo se convierte en fantasía) y poco concreto (la verdad no te puedo decir que tus metas son factibles o no, porque no tienes las metas fijas). Suene extraño o no, todo eso es verdad.
Pero de eso no estaba escribiendo recién, era el aullido de un perro el tema. No es relevante de dónde salió el perro sino lo que le pasó ahora, o hace unos pocos minutos. Tiene como tres meses y "vive" en el jardín de la casa. No es nuestro. Es flaco, negro con unas pequeñas manchas blancas y chico. Lo peor es su actitud, se cree perro guardián y comienza a ladrarle a la primera persona o perro que pasa. Es muy gracioso si lo vez por las tardes cuando el sol alumbra y la maldad no se pasea por las veredas, pero en la noche hasta las jaurías de perros son más flaites. Mientras escribía escuché el aullido desesperado de un perro, recordé a Pelusa cuando la mordieron. Un perro que se escapó de su casa, un gran danés, la atacó y le mordió el cuello y la espalda. Cuando llegó estaba jadeando y corría para todos lados, con Daniela le hicimos cariño intentando calmarla pero las manos se nos llenaron de sangre. De su sangre.
Ahora sentía como mis manos tiritaban, no podía dejar de pensar, en esa pequeña milésima de segundos, en lo que le hicieron a la Pelu. Escuché el aullido del perro y de que se acercaba a la casa. Miré por la ventana de la pieza de mi primo y vi un par de perros corriendo. Me tragué todo el miedo y salí a ver qué le pasaba. Daniela salió antes que yo y me pidió povidona y algodón, " parece que lo mordieron", me dijo. Fui a buscarlo un poco histérica y al salir al jardín me di cuneta de que estaba empapado con baba. Definitivamente un hocico había pasado por su lomo. Con el algodón y con las manos intentamos encontrar alguna herida y lo único que salió fue barro. Nada de sangre por aquí ni por allá. Debe tener moretones, pero ninguna herida abierta. Uf. Eso me calmó un poco. Me lamía la mano como agradeciéndome mientras le hacía cariño. Me alegra de que no sea nada grave, se salvó de una gran zurra, los perros de por acá son igual que las personas: flaites y cancheros, si te metes en su territorio no sacan sables y cuchillos, pero sí sacan colmillos y te salen persiguiendo hasta que se aseguran de que no volverás.
Se salvó el muy tonto. Ojalá no se meta en peleas de las que después no lo podamos ayudar...

1 comentario:

Alármala dijo...

pucha willy , cuidadora de perros & defensora animal , qe bonito. Me da pena pensar en esas cosas, una vez vi algo espantoso, mejor no te cuento, que ya me acordé y me da cosa. besos, nos vemos mañana. Y es entrete leer cosas. Hasta que me acuerdo de tus bailes, y ya nada es entrete. hahahaja

xanamiazx.