sábado, agosto 05, 2006

Un sábado cualquiera

Camino a la biblioteca de Santiasco me topé con un tipo que me pidió plata. Era un weon con aspecto rebelde (onda con moicano, pelo teñido y chaqueta de cuero) que después de molestarme su poco me preguntó cómo me llamba. No sé cómo terminé hablando con él y queriendo escapar desesperadamente al darme cuenta (en realidad lo noté del principio pero no quería asumirlo) de la cara de nazi que tenía (o de antifacista, para mí ya son prácticamente lo mismo) y de que tenía que llegar a las dos a la casa y eran la una cincuenta.
Me fui lo más rápido que pude ( el tipo se despidió con beso en la cara y me dio su jodido mail) y después, a la vuelta, preferí caminar unas tres o cuatro cuadras más y tomar el metro de la Estación central que toparme con él de nuevo.

No hay comentarios.: